lunes, 18 de octubre de 2010

DESARROLLO FÍSICO EN LA NIÑEZ INTERMEDIA

Si pasamos por una escuela básica justo después de que ha sonado el timbre de salida, veremos una virtual estampida de niños altos, bajos, robustos y delgados brotando través de las puertas del colegio hacia el aire libre. Algunos de ellos, que han pasa¬do gran parte del día sentados en clase, irán a sus hogares, merendarán y correrán a saltar la cuerda, jugar pelota, patinar o montar bicicleta. Es posible que otros, especialmente aquellos cuyos padres trabajan, permanezcan en el colegio en programas extracurriculares. Muchos niños, sin embargo, permanecerán en sus casas después de clase y no saldrán durante el resto del día. En lugar de realizar actividad física, hacen sus tareas o se sientan frente al televisor. Cuando hablamos acerca del desarrollo físico durante la niñez intermedia debemos mirar muy de cerca a los niños individualmente.

Crecimiento. En comparación con el ritmo acelerado de la niñez temprana el aumento del peso y de la estatura durante la niñez intermedia se reduce considerablemente. No obstante, aunque los cambios que ocurren día a día, pueden no resultar obvios, ellos se suman para establecer la diferencia entre los niños de 6 años que aún son pequeños y los de 11, muchos de los cuales comienzan a parecerse a los adultos.

Nutrición y dentición. La mayoría de escolares gozan de buen apetito y comen mucho más que los niños menores. Para mantener su incesante crecimiento y actividad requieren en promedio 2,400 calorías diarias, más para los mayores y menos para los menores. El desa¬yuno debe proporcionar aproximadamente la cuarta parte de las calorías totales. Los alimentos consumidos a diario deben incluir niveles elevados de carbohidratos complejos presentes en las papas, pastas, panes y cereales. Debe consumirse un mínimo de carbohidratos simples, aportados por los dulces. Aunque la proteína es necesaria para construir y reparar los músculos, la mayoría de las personas consumen mayor cantidad de la necesaria.
Los nutricionistas recomiendan una dieta variada que incluya abundantes gra¬nos, frutas y vegetales, los cuales son ricos en nutrientes naturales. Los estudios revelan que los niños estadounidenses de todas las edades consumen demasiada grasa, azúcar y alimentos escasos en nutrientes o artificialmente fortificados.

Obesidad, riesgo cardiaco e imagen corporal. La obesidad infantil se ha convertido en un importante asunto de salud. La proporción de niños obesos con edades comprendidas entre 6 y 17 años aumentó más del doble entre 1981 y 1991, pasando de 5% a cerca de 11%. El niño cuyo índice de masa corpo¬ral (peso en relación con la estatura) estaba en el percentil 95 (es decir, por encima del correspondiente a 95% de los niños de igual edad y sexo en una muestra estandarizada) fue considerado obeso. Además, los estándares son ahora más flexibles, lo que oscurece la dimensión total del problema.
A menudo el sobrepeso es consecuencia de una tendencia hereditaria, agravada por la insuficiente práctica de ejercicio y el excesivo e inadecuado consumo de alimentos. Los investigadores han identificado por lo menos tres genes aparentemente involucrados en la obesidad. Uno de estos genes gobierna la producción de una proteína cerebral denominada leptina, la cual al parecer ayuda a regular la grasa corporal a través del control del apetito.
La inactividad puede constituir un factor importante en el exagerado incremento de la obesidad (Freedman et al, 1997; Harrell, Gansky, Bradley y McMurray, 1997). Aunque no se ha establecido una conexión causal, los niños que ven diariamente cuatro o más horas de televisión poseen más grasa y un mayor índice de masa corporal que aquellos que ven menos de dos horas de televisión cada día.
Los niños obesos a menudo sufren emocionalmente debido al rechazo de sus pares. También suelen convertirse en adultos obesos con riesgo de hipertensión arterial, enfermedad cardiaca, problemas ortopédicos y diabetes. El sobrepeso en la infancia puede ser un predictor más firme de algunas enfermedades que el sobrepeso en la edad adulta.

Otro factor de riesgo cardiaco es el colesterol, sustancia lipídica presente en los tejidos humanos y animales. Los niveles elevados de un tipo de colesterol (LDL o colesterol "malo") pueden estrechar peligrosamente los vasos sanguíneos dando lugar a la enfermedad cardiaca. Esta condición se denomina ateroesclerosis. Dado que ésta comienza en la niñez, también debería ocurrir igual con la prevención de dicha enfermedad.
Los programas de manejo del peso deben comenzar temprano y consistir en incrementos graduales y dirigidos de la actividad acompañados por reducciones de los alimentos ricos en grasas y calorías. Infortunadamente, los niños que intentan perder peso no son siempre quienes lo necesitan. La preocupación por la imagen corporal el modo como uno piensa que luce comienza a ser importante al finalizar la niñez intermedia, especialmente para las niñas, y puede derivar en trastornos de la alimentación que se tornan más frecuentes en la adolescencia. A medida que las niñas preadolescentes comienzan a redondearse y a acumular grasa, algunas quizá influenciadas por las súper delgadas modelos publicitarias consideran que este desarrollo normal es indeseable.

Desnutrición. Dado que los niños desnutridos generalmente viven en la pobreza y sufren otras clases de privación ambiental, los efectos específicos de la desnutrición pue¬den ser difíciles de aislar. Sin embargo, consideradas en conjunto, estas necesida¬des pueden afectar negativamente no sólo el crecimiento y el bienestar físico sino también el desarrollo cognitivo y psicosocial.
La educación puede marcar una diferencia. Un estudio longitudinal siguió aproximadamente a 1,400 niños de pueblos rurales pobres de Guatemala, muchos de los cuales presentaban detención del crecimiento debido a la desnutrición y vivían en condiciones insalubres que propiciaban infecciones.
Quienes completaron por lo me¬nos cuatro años de colegio se desempeñaron mejor en las pruebas cognitivas durante la adolescencia que quienes desertaron antes.
Los efectos de la desnutrición temprana pueden revertirse en una gran proporción mediante una dieta adecuada.
Dado que la desnutrición afecta todos los aspectos del desarrollo, puede ser necesario que su tratamiento vaya más allá del cuidado físico. Un estudio longitudinal siguió a dos grupos de niños jamaiquinos con bajos niveles de desarrollo, quienes fueron hospitalizados por desnutrición severa en sus primeros 3 años de vida. Los niños provenían de hogares extremadamente pobres y a menudo inestables. El personal paramédico jugó en el hospital con los niños del grupo experimental y después los visitó semanalmente en sus hogares durante 3 años, indicando a las madres cómo emplear juguetes hechos en casa y animándolas a interactuar con sus hijos. El gru¬po control recibió únicamente la atención médica habitual.
Tres años después de finalizar el programa, el CI de los niños del grupo experimental fue superior al de aquellos del grupo control (aunque no tan elevado como el de un tercer grupo, debidamente nutrido); los CI permanecieron significativa¬mente más elevados tras 7, 8, 9 y 14 años de haber abandonado el hospital. En apariencia la continuidad del programa fue importante; no sólo se prolongó du¬rante 3 años sino que las madres del grupo experimental ingresaron a sus hijos al preescolar a una edad más temprana que los niños del grupo control.
Desarrollo motor. Durante la niñez intermedia, las capacidades motrices de los niños continúan progresando. Los niños son cada vez más fuertes, rápidos y más coordinados, y les complace sobremanera poner a prueba sus cuerpos y aprender nuevas habilidades.
Las vidas de los niños de hoy son mucho más ordenadas que las de la genera¬ción previa. Pasan menos tiempo en juegos libres, no estructurados y mayor tiempo en deportes organizados.

Juego rudo. Si usted pasa junto a un par de escolares que ruedan uno sobre otro, difícilmente será capaz de decir si están peleando o jugando. Durante el recreo en los primeros años de colegio, cerca de 10% del juego libre de los niños de esta edad corresponde al juego rudo, juego vigoroso que incluye luchas, patadas, revolcones, sujeciones y a veces persecuciones, y a menu¬do se acompaña de risas y gritos. Esta clase de juego alcanza el máximo en la niñez intermedia; la proporción generalmente se reduce a 5% a los 11 años de edad, aproximándose a la observada en la niñez temprana.
Aunque el juego rudo puede parecer una pelea, por lo general no se trata de eso. Los niños poco populares suelen ser agresivos; los populares normalmente participan en este tipo de juego. Éste permite a los niños asumir el mando del grupo de pares valorando su propia fuerza y la de los demás. Los niños casi siempre escogen a quienes están aproximada¬mente en igualdad de condiciones para forcejear con ellos. Los niños en todas partes del mundo participan más en el juego rudo que las niñas, hecho generalmente atribuido a una combinación de diferencias hormonales y de socialización.

Diferencia de género en cuanto a las habilidades motrices. Aunque existe poca diferencia en las habilidades motrices de los niños y las niñas menores, estas desigualdades se tornan mayores a medida que se acercan a la pubertad. Parte de esta desigualdad entre los géneros se debe al creciente tamaño y fuerza de los niños y a la mayor corpulencia de las niñas, aunque gran parte de la misma puede obedecer a las diversas experiencias y expectativas culturales, a los distintos niveles de entrenamiento y las discrepantes tasas de participación.
El tipo de habilidad también establece una diferencia. Las tareas que requieren un amplio movimiento o soporte del peso corporal como el salto largo son más afectadas por la grasa corporal.
La participación de ambos sexos en deportes organizados ha aumentado aunque los niños pasan un tiempo dos veces mayor que las niñas practicando deportes de equipo. Pese a que los programas atléticos están más abiertos a las niñas que en el pasado, las oportunidades y estándares pueden no ser las mismas que para ellos, y muchas niñas pueden carecer de confianza o motivación para participar. La disparidad en el tiempo que unos y otras pasan practicando deportes aumenta a medida que se hacen mayores.

TABLA 1: DESARROLLO MOTOR EN LA NIÑEZ INTERMEDIA

Edad Comportamientos seleccionados
6 Las niñas son superiores en cuanto a la precisión del movimiento, los niños dominan en los actos fuertes y menos complejos.
Pueden saltar por encima de las cosas y lanzar objetos realizando un adecuado movimiento e impulso del peso.
7 El balanceo en un pie con los ojos cerrados se hace posible. Pueden caminar en barras de equilibrio de 5 cm de ancho. Pueden saltar con precisión en cuadrados pequeños. Pueden saltar con las piernas separadas y las manos tocándose sobre la cabeza retornando a la posición inicial de piernas juntas y brazos a los costados.
8 Su puño posee una fuerza de prensión de 12 libras.
El número de juegos en los que participan ambos sexos es grande a esta edad. Pueden realizar saltos rítmicos alternos en un patrón 2 2, 2 3 o 3 3.
Las niñas pueden arrojar una pelota pequeña a 12 metros de distancia.
9 Los niños pueden correr 5 metros por segundo y pueden arrojar una pelota pequeña a 21 metros de distancia.
10 Pueden calcular e interceptar las pelotas pequeñas arrojadas en la distancia. Las niñas pueden correr 5 metros por segundo.
11 Sin correr, los niños pueden saltar 1.5 metros y las niñas 1.35 metros.

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